El sitio es genial de visitar, pero creo que la visita se dedica en exceso a escuchar la historia que cuenta el guía. En mi caso, que ya hice la visita guiada en otra ocasión con Sandeman, pienso que perdimos demasiado tiempo en la primera parada, donde el guía nos habló demasiado tiempo dentro de la casa de comandancia. En esta visita, que no está cerca de Berlín precisamente para volver por libre tranquilamente después, nos perdimos gran parte de los lugares que tienen exposiciones y datos magníficos, para centrarnos en unos pocos detalles que contaba Javier. En mi humilde opinión, debería dejarse un rato por barracón/exposición para poder visitar también a tu aire las geniales recopilaciones de datos. A pesar de ponerle ganas, la seriedad que merece y tener bastante conocimiento, el guía fue excesivamente brusco en algunos momentos y se centró demasiado quizás en hacernos sentir la experiencia de los presos del campo... supongo que era lo que se pretendía pero, en mi caso, habría preferido acceder a todas las muestras y posibilidades que da el memorial en lugar de escuchar algunas historias de las que javier contaba, que aunque buenas, son accesibles en cualquier documental.
La visita debe centrarse en el campo y, evitando el morbo, debería dar un mínimo de libertad al visitante para descubrir y visitar los lugares que allí hay, y que bien merecen unos minutos de visita y reflexión.
Gracias de todos modos. Supongo que con el tiempo Javier hará visitas excelentes.