Si está en Lisboa, hay muchas cosas que no querrá perderse.
La capital portuguesa es una ciudad muy encantadora con una de las expresiones más importantes de la cultura portuguesa: El fado.
Saliendo del centro de la ciudad tendrá la oportunidad de tener una visión general del centro histórico, pasando por edificios y calles emblemáticas como la Avenida da Liberdade, la Plaza del Comercio y el centro Pombalino, que fue construido después del terremoto en 1755.
Siguiendo el impresionante río Tajo, pasaremos por el Monasterio de los Jerónimos, uno de los monumentos más atractivos e imponentes de la ciudad, clasificado como Patrimonio de la Humanidad por UNESCO. Visitando su iglesia, también de estilo manuelino, no deje de ver las tumbas de personalidades históricas de renombre como Vasco da Gama, Luiz de Camões y el rey D. Manuel.
No dejes de probar la Pasta de Nata que es la más conocida de las pastas portuguesas.
Para terminar su maravillosa mañana visitará el Museo Nacional del Carruaje, la colección más notable del mundo, dentro del género, o el Palacio Nacional de la Ajuda, la residencia oficial de la familia real portuguesa hasta el fin de la monarquía, en Portugal, en 1910.